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Dado que el ritmo de publicación de reseñas que lleva este sitio es muy lento, he decidido no demorar más la revisión de Time Enough For Love (Tiempo para amar), pues es quizás la obra más importante de Heinlein, y desde luego una de las más, y con más cariño, trabajadas por su parte. Además fue escrita en su momento de mayor madurez y sobre material que había ido recopilando a lo largo de muchos años. No significa esto que los aficionados sean unánimes a la hora de valorarla, pero eso lo veremos más adelante.
En las notas de Heinlein aparecen referencias al título «Da Capo» ya en 1939, al inicio de su carrera de escritor. Esta expresión italiana «Da Capo» se utiliza en terminología musical y significa «volver al principio», por lo que sirve para indicar que se debe repetir algo desde su inicio. Parece ser que la idea original se refería a reencarnaciones en una historia de fantasía, pero en 1949 la «vuelta al principio» se refería ya a un viaje de vuelta en el espacio y el tiempo, que formaría parte del libro final de la serie Future History (Historia del futuro).1
Cuando en 1955 llegó el momento de escribirlo, las condiciones de exclusividad solicitadas por el editor no le interesaron, además de que ya estaba aburrido de la serie.2 Para 1962 la publicación de Orphans on the Sky (un volumen con Universe y Common Sense) mantuvo viva la Future History y no hizo necesario escribir Da Capo entonces.3 En 1966 surgió otra oportunidad de ampliar la historia del futuro pero en pleno proyecto de construcción de su nuevo hogar en California, no tuvo tiempo para escribir nuevos relatos para añadir a la serie, por lo que la Future History se cerró finalmente con lo que había escrito hasta ese año.4
En retrospectiva todos estos retrasos no hicieron sino enriquecer lo que finalmente supuso Time Enough For Love. Porque en 1972, cuando Heinlein abordó por fin el Da Capo, pudo incluir en él gran cantidad de material que había ido acumulando a lo largo de los años.
Tras un divertido comienzo que nos presenta al protagonista mediante una introducción a su supuesta biografía, se inicia el hilo central de la novela. Este protagonista es Lazarus Long, el que ya fuera personaje principal de Matuselah Children (1958). Allí se contaba la huida del sistema solar de las Familias Howard, un grupo de humanos excepcionalmente longevos gracias a varias generaciones de refuerzo genético por matrimonios entre personas de larga vida. Ahora, en Time Enough For Love, Heinlein sitúa al personaje más de 2000 años después de esos acontecimientos. Lazarus ha vivido todo ese tiempo en diversos planetas, pero ahora está cansado de todo y pretende dejarse morir en el planeta Secundus. Pero el presidente del planeta, Ira Weatheral, lo localiza antes de que muera, lo detiene y lo ingresa en una clínica de rejuvenecimiento. Cuando Lazarus despierta con el proceso ya iniciado, negocia con Ira, que pretende recoger la experiencia vital de Lazarus. Acuerdan que se reinstalará el botón de suicidio al que todos tienen derecho y que le había sido retirado a Lazarus, y a cambio éste se compromete a no usarlo siempre que Ira acuda a diario a escuchar sus historias. Una suerte de analogía con Las mil y una noches. Mientras tanto, Ira también deberá buscarle a Lazarus un quehacer nuevo que lo motive para seguir viviendo.
Durante este primer encuentro con Ira se encuentran además en la habitación dos personas en traje de aislamiento, técnicos de guardia de la clínica que atienden a Lazarus, para su irritación. En el interludio entre este primer encuentro con Ira y el segundo se nos relata cómo estas dos personas se asignan nombres mutuamente, Ishtar y Galahad, y cómo inician una relación afectivo-sexual. Ishtar está al cargo de la clínica en ausencia de la directora, mientras que Galahad lleva poco tiempo en la profesión.
En la siguiente visita de Ira y a raíz de una reflexión sobre el vicio de madrugar, Lazarus cuenta la historia del hombre que era demasiado perezoso para trabajar. Es una hilarante historia, ambientada a principios del siglo XX, sobre la carrera militar de un hombre que utiliza su inteligencia para buscarse una buena vida sin deslomarse en duros trabajos. Una historia sobre el pragmatismo y el valor de la pereza constructiva.
Tras el relato Lazarus acepta el tratamiento completo de rejuvenecimiento y a la conversación se incorpora la computadora ejecutiva del planeta, Minerva. También, durante un momento y en remoto, la computadora del yate espacial de Lazarus, Dora, donde Lazarus le sugiere a Ira que instale lo necesario para que pueda trasladarse Minerva. Así podrá transportarlos a ambos cuando Ira cumpla su intención de iniciar una colonia en un nuevo planeta. Se empieza a hablar del amor, distinguiendo Minerva las categorías «Eros» y «Ágape». Luego se habla de la investigación que está llevando a cabo Minerva, por orden de Ira, sobre cosas nuevas que puedan motivar a Lazarus para seguir viviendo. Una de ellas es crear un clon femenino de Lazarus.
Luego la conversación deriva hacia los muchos trabajos ejercidos por Lazarus a lo largo de los siglos, lo cual da pie a algunas reflexiones.
La historia salta a un período posterior, a una conversación sobre el significado del amor en la que participan todos, incluida Hamadryad, la hija de Ira, y exceptuando a Dora. La relación entre todos los personajes es ahora como de familia, con Lazarus como abuelo de todos. La charla conduce a una breve historia sobre el trovador ciego que acogieron las trabajadoras del burdel que regentó Lazarus en Marte, antes incluso de los sucesos relatados en Matuselah Children. El coloquio finaliza cuando Hamadryad, al saber que Lazarus no se marchará con los demás a formar una nueva colonia, le pide matrimonio (temporal, como es siempre entre Howard), o bien sólo «contrato de reproducción». Lazarus se muestra confundido y les pide a todos que se retiren, excepto a Ira, al que a continuación acusa de orquestar estas propuestas de matrimonio (Ishtar también le había hecho una antes). Ira le hace ver que no se trata de eso, sino de que simplemente Ishtar y Hamadryad lo aman.
Mientras tanto, seguimos a Ishtar, Hamadryad y Galahad, y descubrimos en su conversación mientras se relajan juntos que las mujeres estan gestando sendos clones femeninos de Lazarus, sin que ni él ni Ira lo sepan.
Después Minerva y Lazarus conversan a solas sobre los avances de la instalación en Dora del soporte técnico que permitirá a Minerva trasladarse allí. Vemos como él se la imagina si fuera humana, lo que agrada a Minerva, y descubrimos que ella, además de a Ira, ama a Dora y a Lazarus. También vemos que anhela ser humana y conocer el «Eros». Lazarus promete contarle sólo a ella la historia de la hija adoptiva.
Sigue el relato de los gemelos que no lo eran (porque eran diploides complementarios), una larga narración sobre una pareja de gemelos esclavos que Lazarus compra en un planeta y a los que enseña a ser libres durante un viaje interestelar.
Finalizada la narración, Lazarus y Minerva siguen hablando y juntos planean hacer realidad el deseo de ella: convertirse en mujer de carne y hueso. Lo harán mediante un cuerpo cultivado a partir de una selección genética de veintitrés donantes y una especie de traspaso de recuerdos y procesos mentales al cerebro de este cuerpo. Por otra parte, Minerva le suelta a Lazarus que podría construirle una máquina del tiempo.
En este punto el autor introduce un capítulo de proverbios supuestamente extraídos de las memorias de Lazarus Long... deliciosamente divertidos en su mayoría. Por ejemplo: «La teología de uno es la carcajada de otro», o «Se vive y se aprende. O no se vive mucho». Otro más: «Dios se dividió a sí mismo en una miríada de partes para poder tener amigos. Puede no ser verdad, pero suena bien. Y no es más absurda que otras teologías».
A continuación llega la historia de la hija adoptiva, un relato ambientado en los primeros años de la colonización de un nuevo planeta. Lazarus rescata a una niña del incendio en el que mueren sus padres y, con la ayuda de la maestra del pueblo, la cría hasta su madurez. Después se enamoran y forman una familia de pioneros en una nueva frontera del planeta.
Un segundo capítulo de proverbios proporciona un contrapunto a la emotiva narración anterior, para luego volver a la historia que sirve de hilo central a la novela. Pero ahora ha transcurrido un gran lapso de tiempo. Lazarus y los demás han emigrado a un nuevo planeta, bautizado como Tertius, donde se han instalado. Minerva es ya humana, las hermanas clónicas de Lazarus tienen unos catorce años y todos viven juntos en una gran casa estilo domus romana. Los visita Justin Foote, Archivero Jefe de los Howard, que les cuenta como van las cosas en Secundus y descubre que él es uno de los veintitrés «padres» y «madres» de Minerva. Se celebra una fiesta de bienvenida para Justin donde conocemos que a la familia se ha unido Tamara Sperling. A la mañana siguiente Galahad le cuenta a Justin cómo Tamara terminó de sanar emocionalmente a Lazarus en Secundus y cómo ahora ha abogado para que Justin sea también incluido en la familia.
Finalmente llegamos al «Da Capo», la vuelta al principio. Literalmente, porque Lazarus emprende su viaje al pasado, a la Tierra en la época de su niñez, los comienzos del siglo XX. Tras algunas vicisitudes, se hace amigo de la que era su familia entonces, llegando a enamorarse de su propia madre. Esto lo lleva, contra sus planes, a alistarse en el ejército cuando los EEUU entran en la Primera Guerra Mundial. La novela termina con su familia del futuro rescatándolo tras ser herido de gravedad en las trincheras.
Todo cambia con el tiempo, los seres humanos también. Nuestras circunstancias vitales cambian, nuestras experiencias aumentan, nuestras metas, enfoques, opiniones, posibilidades, autorestricciones,... van mutando. En el caso de los artistas todo ello se traduce en su obra. Por eso es habitual que clasifiquemos la producción artística de un autor en períodos dentro de los cuales sus obras comparten ciertas similitudes, si bien todas estas clasificaciones no dejan de ser bastante subjetivas.
Así por ejemplo, en la wikipedia en inglés (en el momento de escribir estas líneas el artículo sobre Heinlein de la wikipedia en español está vergonzosamente reducido a sólo la biografía) identifican tres períodos, de 1939 a 1959, de 1961 a 1973 y de 1980 a 1987 (no se incluyen algunos años porque no publicó CF en ellos). John Clute en su Enciclopedia de la ciencia ficción parece señalar cuatro períodos, pues divide el período de 1939 a 1959 en dos, uno anterior y otro posterior al final de la Segunda Guerra Mundial. 5 Personalmente no he hecho un análisis detallado, pero no veo tan claro el hito de 1959, Starship Troopers, como un cambio de período, sino que veo más bien una continuidad desde 1939 a 1950, luego un período brillante y de tendencia ascendente que culmina en 1973 con Time Enough for Love, la obra que nos ocupa, y finalmente coincido en que el período final va de 1980 a 1987, si bien no coincido en denostarlo tanto como la mayoría de los críticos. Tiene defectos importantes pero las novelas de esta etapa conservan, en mayor o menor medida, el «nervio» de Heinlein, y si te gusta el autor se pueden disfrutar, especialmente The Number of the Beast y The Man Who Walk Through Walls.
Afirmar que Time Enough For Love es la obra cumbre del autor más importante de la Edad de Oro de la Ciencia Ficción es controvertido, lo sé. Para muchos aficionados a la CF el culmen queda atrás, en alguna obra de los 60 o incluso en las de los 50. Para ellos Time Enough for Love representa el inicio de la decadencia del autor, y no llegan a ver nada aprovechable en las obras posteriores. De hecho existe un trabajo, el primero un poco exhaustivo sobre la obra de Heinlein y «perpetrado» en 1968 por Panshin, que llega incluso a calificar como «período de alienación» a ¡lo publicado desde 1959 a 1968!.6 La verdad es que hay que tener valor para afirmar eso de un período que contiene nada menos que tres de los cuatro premios Hugo, premios votados por los lectores, que recibió Heinlein en vida.
Anécdotas aparte, que la valoración de Time Enough For Love represente un desacuerdo tan grande entre los lectores merece una reflexión. ¿Por qué algunos vemos en esta obra lo mejor de Heinlein y otros ven el inicio de la decadencia del autor más importante del género?. Creo que la explicación tiene varios aspectos pero todos ellos más o menos relacionados.
Un aspecto es la dicotomía, presente en especial en este género, entre la ficción y las ideas. El Panshin que antes mencionaba es un ejemplo de los que valoran la ficción por encima de las ideas, como si se hubiera quedado en los aspectos más inmaduros del pulp y el space-opera. De hecho, el motivo que arguye para denostar las obras de Heinlein a partir de Starship Troopers es que, según él, en su obra anterior las ideas y opiniones del autor se exponían a través de personajes sólo si eran relevantes para la historia o si la historia misma era un ejemplo de la idea. En cambio, sigue diciendo, a partir de 1959 el autor se centra en mostrar sus ideas y opiniones como si fueran hechos, descuidando el argumento y la contrucción de los personajes al pasar a ser estos secundarios respecto a la presentación de las ideas.7
Parece que Panshin olvida que gran parte de la buena ciencia ficción es, en esencia, especulación y reflexión (en gran medida gracias a Heinlein, por cierto). Por lo tanto, las ideas son protagonistas y es lógico que los personajes y el argumento estén al servicio de la presentación de la especulación, o la reflexión, o el análisis social y de la condición humana, y no al revés. Evidentemente no deja de ser ficción y no deben descuidarse personajes y argumento,... pero resulta que tampoco es cierto que Heinlein lo haga, salvo quizás hasta cierto punto en algunas de sus últimas novelas. Y desde luego NO en todo lo producido desde 1959. Y así lo demuestra el aprecio de los lectores reflejado en los ya mencionados premios Hugo. Evidencias, a montones: por ejemplo, nadie puede afirmar que Lazarus Long sea un personaje mal construido, o que el argumento de The Moon Is A Harsh Mistress esté descuidado. El caso es que la mayoría de los que leemos ciencia ficción no esperamos únicamente acción, emoción, aventura, personajes cautivadores y tramas interesantes. Claro que nos gustan, pero no es lo único importante en este género. Hace falta algo más: la especulación y la reflexión.
Es curioso que Panshin critique que las opiniones de Heinlein se presenten a veces como hechos en las sociedades futuras que presenta en sus novelas. Por un lado no veo que eso suponga un desmerecimiento artístico, y por otro resulta que es una herramienta lógica al hacer ficción especulativa. Precisamente estás explorando lo que podría ocurrir si esas ideas fueran hechos.
Volviendo a Time Enough For Love, podemos confirmar que se inclina más hacia el aspecto especulativo del término ficción especulativa, que Heinlein prefería a ciencia ficción, por lo que no gustará tanto a los lectores que buscan más acción y entretenimiento. Esta obra y las siguientes no tienen apenas aventura ni acción, y para muchos aficionados del género esto las lastra en comparación con la dinamicidad de obras anteriores.
Si tenemos una novela con poca acción llena de desarrollos de ideas con un protagonista atractivo que tiene que opinar de todo, ¿qué pasa si estás en desacuerdo con las ideas o te disgusta una gran parte de las opiniones del personaje?. Pues que aunque el estilo de narración sea soberbio, los diálogos ágiles y con una buena dosis de humor, la novela no te va gustar tanto. Sin embargo para mí una de las grandes virtudes de la obra de Heinlein, que en esta novela está muy presente, es que te hace pensar, te espolea hacia el pensamiento crítico y la formación de la propia opinión, que no tiene que coincidir con la que expresan los personajes o la del propio Heinlein. Por cierto, sí, son dos cosas separadas, los personajes y el autor. Estamos hablando de obras de ficción, no todo lo que dicen los personajes es la opinión de Heinlein. Que parece que a algunos esto sólo se les olvida cuando se trata de Heinlein y no cuando son otros autores. Por no hablar de lo a menudo que gusta Heinlein de ejercer de abogado del diablo.
Hay algo que siempre me ronda por la cabeza cuando leo críticas a Heinlein. Tengo la sensación de que muchos de sus personajes son tan cautivadores que enganchan al lector, y claro, cuando exponen una idea, con la fuerte convición que suelen tener los protagonistas de Heinlein, y dicha idea es contraria a la opinión del lector, éste reacciona con excesivo desagrado y no se lo perdona al autor. A Panshin, por ejemplo, le desagradan muchas de las ideas que expresa Heinlein, o tiene sus dudas sobre ellas (o directamente ve ideas que no están, como comentaremos más abajo), por lo que le disgusta que se muestren como «hechos» en sociedades futuras, o con la vehemencia y convicción habituales de muchos personajes de Heinlein.
Creo que esto es otro de los motivos del desacuerdo entre los lectores a la hora de valorar Time Enough For Love. Es una novela en la que se construye a fondo un personaje muy cautivador, Lazarus Long, y un argumento en el que a éste se le pide constantemente que opine sobre todo. La controversia está así servida, los que coincidan más con las opiniones de Lazarus estarán cómodos con la novela, y el resto estará muy incómodo.
A esto se suma que la obra de Heinlein tiene un misteriosa cualidad: la facilidad con la que se malinterpreta.
Quizás por las reacciones viscerales sugeridas antes frente a algunas ideas o especulaciones, o tal vez por los prejuicios o ideas preconcebidas del lector, o incluso por la propia agilidad de los diálogos, el caso es que a Heinlein se le malinterpreta a menudo. Es como si los lectores no vieran ciertos párrafos o líneas y en cambio otras las percibiesen como grandes neones luminosos de los que no perdonan ni una coma. Por ejemplo en Starship Troopers se reflexiona sobre la democracia mostrando una sociedad futura en la que sólo los que han pasado un Servicio Federal voluntario pueden ser electores o elegibles. Como el protagonista hace el servicio en una unidad militar, nadie parece leer cuando se indica que no todos los servicios son militares, ni cuando se deja clarísimo que no pueden votar ni ser candidatos hasta finalizar el servicio. O cuando se establece que ninguna discapacidad impedirá a quién lo desee prestar el plazo de servicio.
Otro ejemplo: cuando en las obras de Heinlein se califica al hombre como animal salvaje (también aquí en Time Enough For Love), como especie peligrosa y fiera, está claro por el contexto que está planteando dos cosas. Una, que no somos animales fáciles de domesticar, que no se nos puede domar. No entraré a discutir si es cierto o no, pero desde luego es coherente con la importancia que para Heinlein tiene la libertad. Y dos, que tenemos la capacidad y el instinto para luchar cuando es necesario. Para Heinlein el pacifismo absoluto no es realista, hay ocasiones en las que la lucha es imprescindible para la supervivencia, y eso es parte de nuestra herencia evolutiva. 8 Pues bien, de esto Panshin deduce que «aunque pueda no parecerlo, es en realidad el viejo argumento de la ley del más fuerte». 7 Efectivamente no lo parece porque NO LO ES, Heinlein no está diciendo que considere ético que el más fuerte imponga su ley, sino que a veces es necesario luchar por la supervivencia, sea del individuo o sea de la colectividad. En una entrevista lo expresó así: «Pacifists stay alive at the present time because others who are not pacifists have put up with them and protect them in spite of themselves» (los pacifistas siguen vivos a día de hoy porque otros que no son pacifistas los han tolerado y protegido a pesar de sí mismos). O sea, se pueden dar el lujo de ser pacifistas porque otros han luchado, y luchan, para lograr o mantener las condiciones de libertad en las que se pueden dar ese lujo. En resumen la interpretación de Panshin no es coherente con los textos en los que los personajes de Heinlein usan esta afirmación.
En esta novela en concreto, también se prestan a malentendidos, si se leen deprisa, algunas situaciones que pueden tomarse por machismo cuando la mayor parte de las veces son contraposiciones entre la educación anticuada que recibió Lazarus en su juventud frente a la más liberada sociedad de Secundus, o a menudo, en el caso de Galahad, simples juegos eróticos.
Procurando entonces evitar malinterpretaciones como las ejemplificadas, y ateniéndonos a lo que realmente se dice en la novela, intentaré repasar todo aquello por lo que estoy entre los que la consideran la mejor, o una de las mejores novelas de Heinlein.
Para empezar, y abundando en lo anterior, no necesito acción y aventura a raudales para disfrutar de la ciencia ficción. Además el conocido estilo ágil, irónico y vital de los textos de Heinlein sigue presente en esta obra, pese a que la escasez de acción no pareciera facilitarlo. Pero no voy a pararme en esto, es el ya mencionado «nervio» de Heinlein que se mantuvo en su obra hasta el final, y que por cierto, hace tan llenos de vida a muchos de sus personajes.
Sí me detendré en el aspecto que me parece más importante de esta novela, y es su capacidad para transmitir valores y sentimientos humanos importantes.
En primer lugar, el desarrollo del pensamiento crítico. Ya de entrada, en el primer capítulo, tenemos una referencia al derecho a morir, reconocido en Secundus y representado mediante el botón de suicidio que Lazarus le reclama a Ira en los primeros momentos de su ingreso en la clínica de rejuvenecimiento. No está mal como inicio de la siempre subyacente intención de Heinlein de hacer pensar al lector, su afán por no rehuir las cuestiones importantes y de generar así pensamiento crítico. De ahí pasa al reconocimiento del inconformismo representado por los deportados al planeta Felicidad («cada pan necesita su pizca de levadura»). Enseguida engarza con una crítica al principio de la mayoría pues «otorga al fuerte la posibilidad de atropellar impunemente al prójimo», lo que hace pensar en los contrapesos que hay que ponerle a este principio para conseguir una verdadera democracia. Unas páginas más adelante nos suelta «no poseo ninguna creencia; las creencias impiden aprender»... y así la novela entera, trufada de invitaciones a pensar por uno mismo.
Continuamos con la libertad; es el tema estrella de Heinlein, y por tanto no puede faltar en esta novela. El ya mencionado derecho a morir es una libertad básica que en esta novela se presenta varias veces. Ya lo vimos en el botón de suicidio, pero también se trata en las conversaciones iniciales de Ishtar y Galahad: tanto en la frase «la muerte es privilegio de todo hombre», como en el juramento de los técnicos de la clínica: «dar la vida a quien la desee…, y no negar jamás la muerte a quien la anhele». De hecho les supone una dificultad ética no haber seguido la norma en el caso de Lazarus. Más adelante vuelve a presentarse el asunto de la libertad mediante el visceral odio de Lazarus hacia los esclavistas de distintos planetas («si el ser humano tiene algún valor, por pequeño que sea, ya es demasiado para tolerar que se le considere como un objeto del que otro puede apropiarse. Y si tiene alguna dignidad interior, su orgullo le impedirá ser dueño de otros hombres»). Pero donde es más ampliamente tratado el tema de la libertad es en la historia de los gemelos que no lo eran, cuyo eje central es cómo Lazarus guía a Ita y Joe para que se despojen de la mentalidad de esclavo, pues para esclavos habían sido criados, y aprendan a ser libres.
Otra cara muy importante de la novela es el tratamiento de la libertad sexual. Por supuesto, y pese a quien pese, la auténtica libertad incluye la sexualidad y el amor libres. Así lo vemos en esta novela, desde el poliamor mencionado y ejercido por los protagonistas hasta las leves referencias a la homosexualidad (no es un asunto que se le dé bien a Heinlein, muy hetero y criado a principios del siglo XX en el cinturón de la Biblia, pero lo intenta). Esta defensa de la libertad sexual también se nos muestra en la contraposición que a menudo aparece en la novela entre las costumbres sexuales y matrimoniales de Secundus y la aberrante moral sexual cristiana del mundo de la infancia de Lazarus, situada, como la de Heinlein, en los EEUU de principios del siglo XX. También en relación con la sexualidad, en la novela se reflexiona mucho sobre el incesto. Resulta algo desconcertante porque vivimos en una cultura con fuertes tabúes al respecto, pero el análisis racional que hace Heinlein sobre el asunto es impecable. Eso sí, coincido con algún crítico en que el espacio que le dedica a esto quizás sea excesivo, precisamente porque insistir demasiado en el tema es en exceso perturbador en nuestro contexto sociocultural.
Y en plena coherencia con el título, en Tiempo para amar se trata con amplitud el amor. Con la excusa de explicar el término «amor» en la lengua materna de Lazarus frente al «galacto» nativo de los demás personajes, o bien con la excusa de explicárselo a la computadora Minerva, los personajes dialogan explícitamente sobre el concepto del amor. Y cuando no es diálogo explícito sobre el tema, el amor se sigue tratando. Desde pequeñas sentencias como «el trabajo no es un fin en sí mismo, siempre tiene que haber tiempo para el amor» hasta el trasfondo amoroso de cada una de las historias que componen la novela, excepto la del del hombre que era demasiado perezoso para trabajar, el amor planea sobre toda la obra. En especial en la historia de la hija adoptiva, posiblemente el relato más emotivo de toda la obra de Heinlein. Pero no son relatos sobre grandes pasiones folletinescas ni fantasías románticas de serie rosa. Es un intento de transmitir la esencia del amor cotidiano, real, sano y libre, sereno y desprovisto de la hojarasca supuestamente «moral» con que las religiones pretenden reglamentarlo. Y quizás por esto la novela apenas tiene acción, porque trata en gran parte sobre ese amor real, vivido y aprendido en el mismo proceso de amarse.
Aparte de todo lo anterior, la novela trata otros muchos temas pero con menor extensión. Por ejemplo: la familia, la naturaleza del sexo, la igualdad, los placeres de la vida, el pragmatismo, la genética, ... así como algún saludable recuerdo al carpe diem. A menudo las ideas se tratan en tan escasa longitud como una sola, pero poderosa línea. Por eso, además de los capítulos que nos vienen compuestos ya por entero de proverbios, se pueden extraer además de la novela multitud de otras citas muy interesantes o sugerentes:
«Hay que pensar en el futuro lo suficiente para estar preparado cuando llegue pero sin preocuparse por él»
«fui (...) maestro, aunque me despidieron al sorprenderme enseñando a los niños la verdad desnuda, lo cual es pecado mortal en cualquier parte de la galaxia»
«si en esta vida hay algo más importante que colaborar con alguien en hacer un niño, los filósofos todavía han de descubrirlo»
«Desconfíe de los príncipes, Ira: no producen, roban siempre»
«el porqué una mujer ame a un hombre, o un hombre a una mujer, sólo puede exponerse racionalmente en términos de supervivencia: y la respuesta carece de sabor, es del todo insatisfactoria»
«Puede haber sexo sin amor y amor sin sexo, y combinaciones tan complejas que nadie podría adivinar en qué proporción entra cada elemento»
«La intimidad es tan necesaria como la compañía; un hombre puede enloquecer si se le priva de alguna de las dos cosas.»
«Ita (...) era víctima de la falacia democrática: la idea de que su opinión valía tanto como la de cualquiera. En tanto que Joe era víctima de la falacia aristocrática: en materia de opinión creía en la autoridad. No sé cuál de las dos falacias es más patética; cualquiera de las dos pueden inducirte a error.»
«Uno puede abandonar el país de los reaccionarios, pero lo difícil es dejar de serlo.»
«nadie es dueño de sus genes, sólo los tiene en custodia. A cada cual le llegan sin intervención de su voluntad, en la danza meiótica, y los traspasa a otros a través del mismo juego de casualidades ciegas.»
«En las cosas que vale la pena hacer vale la pena excederse.»
«(...) era sensible y sensata. Si se piensa bien, los dos rasgos se complementan. La persona que es sensible pero no sensata no da pie con bola, no puede funcionar como es debido. La persona que es sensata pero no sensible… no sé; no he conocido a ninguna y no estoy muy seguro de que pueda existir alguien así.»
«Aprendí que la felicidad suprema reside en desear dar seguridad, calor y dicha a otra persona, y gozar del privilegio de intentarlo.»
«Los genes pertenecen a la especie; al individuo se le prestan, simplemente, para el tiempo que viva.»
«Cuesta mucho desprender los tabúes con los que adoctrinan a los niños en sus primeros años. Aún cuando con el tiempo comprendan que no son más que sandeces.»
«pecado es el comportamiento que olvida el bien de los demás.»
«hacer el amor no es cuestión de técnica, cielo: es una actitud. Es querer hacer feliz a alguien»
En conclusión, para mí ésta es una de las mejores novelas de Heinlein porque tras haberla leído muchas veces, y releyéndola ahora para este artículo, sigo maravillándome de la capacidad que tiene, tanto en oraciones cortas como en largos textos, para compartir con el lector la pasión de Heinlein por tratar de entender la realidad desde la racionalidad, pero también desde la compasión, la sensibilidad y el respeto a la libertad del otro a la par que a la autonomía propia... en resumen, desde valores plenamente humanos.
Los capítulos finales de la novela, los ambientados en la Primera Guerra Mundial, tienen pequeñas partituras en lugar de títulos. Por curiosidad las he cargado en el software MuseScore y dejo aquí el resultado para quién tenga interés. Para los que sólo quieran escucharlas, dejo también la versión en midi y en mp3. Desde mi desconocimiento de estos temas, diría que parece música militar.
Página actualizada el 14 oct 2023 a las 16:42.
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